Comentario
La relación entre el ser humano y la tierra era en la época medieval muy estrecha, tal y como podemos apreciar en las obras de san Francisco de Asís. El ser humano era un elemento más de la Creación al igual que las plantas, los animales, la tierra o el agua. Pero la vinculación con la tierra es tremendamente fuerte, estando considerada como el elemento primordial según se interpreta de las propias palabras del santo -"Nuestra hermana la madre tierra"- o del mallorquín Anselm Turmeda - la tierra "cabeza del género humano"-. El contacto con la naturaleza será algo innato del hombre medieval, identificándose especialmente con el medio natural al tiempo que la propia naturaleza formaba parte de la vida cotidiana. Bien es cierto que la relación entre hombre y naturaleza tampoco era idílica -la eliminación de las basuras y aguas residuales, la precariedad de la higiene o la acción del ser humano provocaría daños ecológicos de importancia- aunque en ocasiones se intentó regular legalmente esta relación con el fin de mantener un equilibrio mayor como se aprecian en las medidas castellanas del siglo XIII para evitar incendios en los bosques.
A pesar de estas medidas podemos afirmar que el hombre medieval dependía más de la naturaleza que ésta del ser humano, por muchos recursos que pudiera sacar de ella. No debemos olvidar las graves consecuencias de las condiciones meteorológicas en la agricultura que vendrían acompañadas de hambre y muerte. Raúl Glaber hace referencia a la grave situación en la que se encontró Europa en 1033 aludiendo a que el hambre "hizo temer por la desaparición del género humano". Gilles le Muisit nos narra la crisis vivida en el año 1316 en Flandes donde " a causa de las lluvias torrenciales (...) la penuria aumentaba de día en día (...) A causa de las intemperies y del hambre intenso, los cuerpos comenzaron a debilitarse y las enfermedades a desarrollarse y resultó una mortandad tan elevada que ningún ser vivo recordaba nada semejante". En la crónica del rey castellano Fernando IVdel año 1301 se manifiesta que "los omes moríanse por las plazas e por las calles de fambre". No cabe duda de que el ser humano seguía dependiendo del medio físico para su existencia diaria.